Moto carros

Prueba Piaggio APÉ City un motocarro potente y versátil

El maravilloso diseño del Apé se ha convertido en un ícono moderno, ya que después de más de 70 años de producción, continúa sorprendiendo no solo a los propietarios, sino a quienes lo ven pasar.

Publicado

4 años atras

febrero 24, 2020

Por

admin

Video prueba:

Hace rato no teníamos la oportunidad de conducir un motocarro, desde que hicimos el test drive para el Apé XTRA 501 Pick Up en 2014. En esta ocasión recogimos del concesionario Motoselva, en Avenida Boyacá, el Apé City de Piaggio, conocido en otros países como ‘Calessino’.

Nos entregaron una versión de lujo denominada ‘carpa especial’, un desarrollo básicamente colombiano, que incluye una lona en color azul de alta resistencia, medias puertas con seguro y cortinas para proteger a los ocupantes de las inclemencias del clima, es un vehículo para 4 personas (conductor y tres pasajeros, más un equipaje de mano).

El maravilloso diseño del Apé se ha convertido en un ícono moderno, ya que después de más de 70 años de producción, continúa sorprendiendo no solo a los propietarios, sino a quienes lo ven pasar. El Apé nació en 1948 del ingenio de Enrico Piaggio y Corradino D’Ascanio, como una opción para dinamizar la economía postguerra y mover mercancías en entornos urbanos y rurales de cercanías en Italia. El primer Apé se basó en la Vespa conservando su parte delantera y motor de 125cc que, precisamente en 1948, empezaba a equipar los scooter de Piaggio, pero adaptándole un platón trasero para carga. Hoy en día su versatilidad la permiten adaptarse a múltiples usos que van desde el turismo, pasando por el transporte de mercancías, hasta la personalización como food truck y cafeterías para eventos, la imaginación es el límite.

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Con unas dimensiones compactas el Apé City de Piaggio es un vehículo fácil maniobrabilidad, cuenta con una robusta estructura monocasco, asientos espaciosos y cómodos, se le abona que posee cinturones de seguridad y el espacio para las piernas de los ocupantes es generoso. El tablero de instrumentos es básico y sencillo: velocímetro, odómetro y medidor de combustible, además de los testigos de luces; los mandos en el costado derecho del manilar son algo difíciles de alcanzar con el dedo pulgar. Al frente cuenta con una pequeña guantera bloqueable con seguro y un par de pequeños compartimientos para poner objetos, otro de los gadgets es una toma corriente de 12 voltios, además tiene el espacio para instalar un radio y sus respectivos parlantes. Los seguros para las puestas son algo duros, pero hacen un trabajo eficiente.

El primer Apé se basó en la Vespa conservando su parte delantera y motor de 125cc que en 1948 empezaba a equipar los scooter de Piaggio.

Con el vehículo completamente nuevo procedimos a buscar la primera estación de combustible, le cupieron 1,9 galones y salimos a recorrer la avenida Boyaca hacia el norte. Es importante tener en cuenta emplear el choque al inicio y presionar la leva del clutch, la única leva en el manilar. El Apé es una máquina de torque, algo que se percibe desde el primer momento, en la salida desde punto muerto es bastante lento. La primera marcha es corta, al igual que la segunda, permitiendo arrancar con gran fuerza, al engranar tercera el motor despega un poco más y en cuarta alcanzó su máxima velocidad, unos 66 km por hora a la altura de la sabana de Bogotá (2.600 m.s.n.m.) y con un solo ocupante. Al enfrentar el paso de un puente sobre la Autopista Norte entré con impulso, pero fue perdiendo velocidad rápidamente y, por ende, fue necesitó engranar segunda marcha para culminar el ascenso, eso sí animado por el sonido de los pitos de los vehículos que venían detrás.

Las suspensiones son algo duras y secas, trasmiten las irregularidades de la vía, pero se comportan mejor al llevar peso. La estabilidad en las curvas es cuestión de tacto, cuando nos encontramos con un bache y queremos esquivarlo es necesario hacerlo con cautela y precaución, puesto que puede ser bastante inestable si realizamos maniobras bruscas, igualmente sucede al tomar las orejas de los puentes en Bogotá; la sensación fue que el vehículo podría irse de lado si entrabamos rápido, sin embargo, al hacerlo con precaución pasó sin inconvenientes; es cuestión de adaptarse al estilo de conducción de un triciclo.

Los ascensos prolongados los afronta con mucha fortaleza, entre segunda y tercera marcha, eso si sube de manera lenta (unos 30km/hora), en un pendiente pronunciada ascendió en promedio a 10 km/hora, pero lo hizo de manera consistente. Cuando circulamos con el cupo completo alcanzamos una velocidad de 55 Km/hora (en terreno llano a la altura en Bogotá). Movernos entre el tráfico es muy fácil, debido al generoso ángulo de giro y las dimensiones compactas: 2.700 mm de largo y 1.370 mm de ancho, sin embargo, al circular por vías principales o grandes avenidas es prudente mantener al carril derecho, a causa de su baja velocidad de fondo. Es más, un vehículo pensado para la movilidad de cercanías y la versión de carga, para el reparto de mercancías en la ciudad.

Es necesario familiarizarse con el sistema de cambios ubicado en el puño izquierdo, junto con la leva del clutch, la cual resultó bastante brusca al tacto y generó fatiga después de un tiempo de conducción; la primera marcha engrana moviendo el puño hacia atrás, luego hacia adelante encontramos el neutro y las demás marchas. Al poner la primera queda la mano en un aposición algo forzada e incómoda. Es recomendable poner neutro justo antes de que el vehiculó se detenga, para facilitar su engranaje, de lo contrario es bastante difícil. Cuando necesitamos poner reversa, se debe tener el vehículo en marcha neutra y luego accionar una palanca ubicada bajo la columna de la dirección, con la cual se accede a las mismas 4 marchas, pero moviéndonos hacia atrás.

Es impulsado por un motor de 4 tiempos, 197 cc y tres válvulas, refrigerado por aire forzado, alimentado con gasolina por medio de un carburador y acoplado a una caja de 4 marchas, más un mecanismo de reversa; entrega una potencia máxima de 9,6 Hp a las 4.750 rpm y ofrece gran poder de retención, lo cual es muy favorable al circular en descensos y con el cupo de unos 420 kilos (4 ocupantes). El Apé está homologado bajo la normatividad Euro2. El propulsor produce un sonido bastante suave y parejo, sin embargo, la caja de cambios se siente al engranar cada marcha, pero nada fuera de lo normal.

Una de las características más destacadas del Apé City es que su sistema de transmisión es por ejes dotados de dados impulsores, los cuales a diferencia de los modelos anteriores, fueron ubicados dentro del diferencial del motor permaneciendo bañados en aceite, esto permite una vida útil más larga, casi no requieren mantenimiento.

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El chasis es muy robusto y su carrocería fue elaborada con tecnología de punta, pensada para la comodidad y versatilidad del transporte. Cuenta con suspensiones robustas, atrás tipo mariposa, de brazos independientes con muelle de goma y amortiguadores, adelante un brazo oscilante con muelle helicoidal coaxial con sistema anti-dive que evita que el Apé se clave al momento de frenado; esto le confiere la capacidad de una carga máxima de 660 kg.

El fabricante ofrece un rendimiento entre 80 y 90 km/galón, en nuestra prueba de conducción 100% urbana, unos 130 kilómetros, alcanzamos un consumo promedio de combustible de 55 Km/galón, parte de la prueba se rodó solo con un piloto y luego con el cupo completo en medio de pesado tráfico capitalino, con sus constantes arrancadas y frenadas.

El sistema de frenos emplea tecnología de bandas con accionamiento hidráulico, actuado con un solo pedal para distribuir la potencia en las tres ruedas, resultó algo duro de accionar, pero a la baja velocidad que se mueve es eficiente; según informó el mismo fabricante se debe a que el vehículo se encontraba completamente nuevo, con el paso de los kilómetros las bandas deben asentarse y hacer más suave la operación.

Estos motocarros de Piaggio, en el caso de Colombia, se pueden emplear como vehículos de servicio público en ciudades con menos de 50.000 habitantes (previa afiliación a una empresa de servicio público legalmente constituida – Decreto 4125 de 2008), empero se pueden aprovechar como vehículo particular sin restricción de pico y placa. Para la conducción de un motocarro se necesita una licencia de carro (Categoría B1).

Todo nuestro recorrido fue en Bogotá, con un clima seco, por lo cual no pudimos conocer las cualidades del capado bajo condiciones de lluvia. Al conducir en horas de la noche el haz de luz es adecuado, de buena intensidad y profundidad.

En conclusión, nos parece un vehículo económico y asequible con bajos costos de mantenimiento, para las prestaciones que ofrece, se nota bien ensamblado y bastante ajustado, es un trabajo hecho a conciencia, convirtiendose en una muy buena opción para la movilidad en zonas rurales el reparto de paquetes en la ciudad o iniciar un negocio propio.

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